Como un traidor !no!

Redactado el día 05 del mes 11 del año 2018
image

Antes que nada quería contar que este texto lo escribí inspirado en la Batalla de Caseros (1852), en donde se enfrentaron las fuerzas de Urquiza (apoyado por el Ejército Grande) y Rosas. Hubo un personaje llamado Martiniano Chilavert que se resistió hasta último momento y murió de una forma muy particular, convirtiéndose en un mártir poco recordado de la Historia Argentina.

..................................................................................

Como un traidor !no!

Eran alrededor de las dos de la tarde y las fuerzas rosistas ya estaban muy debilitadas. Muchos soldados desertaron y otros tantos permanecían muertos o heridos en el campo de batalla. Ante un panorama tan desolador Martiniano y sus tropas permanecieron resisitiendo, disparando contra el frente brasilero (la fuerza más temida del llamado Ejército Grande) que contaba principalmente con combatientes entrenados en el oficio de matar. Una gran nube de humo negro los cubría como si se tratara de un aura celestial que los cargaba de energía.

Las municiones se agotaron y el frente brasilero avanzó inmediatamente sobre Martiniano, quienes lo encontraron fumando un cigarrillo que había prendido con las brasas de los fogones, tranquilamente al pie de un cañón, entregado a las fuerzas invasoras. El capitán de infantería José Alamán trató de tomarlo prisionero pero éste se resistió apuntandolo con su pistola y argumentando que quería entregar sus armas a un oficial superior. Poco después llegó el coronel Cayetano Virasoro y lo trasladó hasta Palermo donde Urquiza tenía su asentamiento.

Cuando Urquiza le preguntó por qué había cambiado de bando aliándose con el derrotado Rosas éste explicó que lo volvería a hacer mil veces. "Soy soldado que lleva cuarenta años peleando por su país y que de ninguna manera aceptará que fuerza extranjera alguna pise ésta, mi patria, aunque traigan constitución, emperador y todo el oro del mundo… Mil veces he de morir, antes de sufrir el oprobio de vender mi patria". Urquizá se enojó mucho y lo mandó a ser fusilado por la espalda; en ésa época, ese tipo de castigo era reservado para los considerados "traidores".

Ante el paredón Martiniano pidió un poco de tiempo para hacer las pases con Dios dedicándole algunas palabras y rezos, y también pidió que le entregaran su reloj a su hijo. Como quien se toma todo el tiempo del mundo repartió los cigarrillos que le quedaban, su sombrero y su poncho entre los soldados que lo iban a matar; también algo de dinero que quedaba entre sus prendas. Pero antes de que se disparara el primer cañón Martiniano se dio vuelta violentamente y golpeó al mayor Rolón en la cara, quién lo estaba guiando hacia su muerte, se dio vuelta de cara a los soldados y les dijo "Tírenme de frente, tírenme acá (señalando su pecho) así mueren los hombres como yo". Otros soldados trataron de tranquilizarlo pero también recibieron golpes. "No quiero morir como un traidor porque no lo soy, traidores son los que venden la patria, los que se entregan a un imperio de esclavos a cambio de unas monedas".

Después de una dolorosa apaleada plagada de tajos de facones y bayonetas, Virasoro se encargó de dispararle a la cabeza para sellar el asunto. En una convulsión final Chilavert se señaló el pecho. Con un hilo de voz, murmuró por última vez “como un traidor, no”.